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Federico Carpintero Lozano

Nadie es normal

Somos originales, únicos. Cada uno es especial.


En nuestro Centro Urogallo de Ponferrada decimos, de vez en cuando, entre nosotros: “aquí nadie es normal”. Porque no somos normales. Y no somos normales porque normal es “quien se ajusta a cierta norma o a características habituales o corrientes, sin exceder ni adolecer” (RAE). ¡Y nosotros somos adolescentes y excesivos…!


En el reciente libro de Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga, La vida contada por un sapiens a un neandertal, se explica claramente cómo “en nuestra especie, (los adolescentes) duplican en dos años el tamaño del cuerpo. Esto es brutal. Lo increíble es que sobrevivamos a la pubertad. Es una verdadera crisis que algunos autores comparan con la metamorfosis de los insectos”. Por eso NO hay que educar a los niños como si fueran adultos.


Somos originales, únicos. Cada uno es especial. Todos tenemos átomos parecidos, pero ordenados de otro modo. Nuestros gustos y emociones no coinciden en tiempo y lugar.

¡Cómo vamos a ser normales si a mí me encantan las hamburguesas y a ti las salchichas, si a mí me duele la cabeza el jueves y a ti el domingo, si tú odias el brócoli y a mí me entusiasma la tortilla con cebolla…!


¡Cómo vamos a ser normales si vemos la realidad desde distinto punto de vista, si imaginamos con cerebros individuales, si tenemos familias y mascotas diferentes, si nuestros niveles de hormonas y colesterol varían en cada uno de nosotros!

No hay días normales, no hay historias normales, no hay vidas normales, no hay personas normales.

Sólo son normales las cosas fabricadas según las normas… y de eso se encarga AENOR y otros organismos de normalización.


Nuestros chicos y chicas del Urogallo son capaces de jugar al ajedrez o al monopoly sin seguir las reglas, tirarse a la piscina sin saber nadar, decir que nos les gusta un alimento sin haberlo probado nunca y gastar más tiempo en explicar un juego que en jugarlo. Tienen diferentes cocientes intelectuales, diferentes tonos de piel y color de ojos, diferentes habilidades, inteligencias y necesidades.


Os recomiendo “Nadie es normal”, un anuncio dirigido por Catherine Prowse con la técnica del stop motion, para una campaña de la organización Childline, sobre adolescentes que se sienten diferentes.


Hasta hace poco, los políticos y los periodistas hablaban de volver a la “nueva” normalidad o a la normalidad de antes. ¿Sabes lo que te digo? ¡Que vuelvan ellos!


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