El único centro de Portugal especializado en niños con enfermedad crónica y situación de riesgo.
El Lar Marista de Ermesinde, obra social de nuestra Provincia, es, actualmente, una casa de acogida residencial especializada/terapéutica para niños y jóvenes con deficiencia o enfermedad crónica unida a una situación de riesgo. Este tipo de casas de acogida son una realidad casi inexistente en Portugal. En este momento, además del Lar Marista de Ermesinde, hay sólo otras cinco más, pero todas para otras problemáticas.
Así, el factor diferenciador y de innovación social de nuestra respuesta radica en el hecho de ser la única especializada en el área de la deficiencia y/o enfermedad crónica que existe en Portugal.
Nuestra casa puede acoger hasta veintitrés niños con estas características, actualmente tenemos diecisiete (once niños y seis niñas).
Vivimos en una constante agitación entre las escuelas, las actividades, las terapias, etc. Y en un correcorre entre el Lar y el hospital, (a veces a horas “impropias”), para ir a urgencias, estar junto a una cama o en cuidados intensivos porque un niño fue internado o que acaba de ser operado, recordando que ese niño es hoy, para nosotros, el joven Montagne.
Cuántas veces nuestro despacho es invadido en medio de una reunión, de un trabajo importante (si es que no es más importante acoger y jugar con uno de estos niños) para que la silla se convierta, por momentos, en el campo de juego de esa niña.
Cuántas veces nos conmovemos con una foto que llega al móvil, durante un fin de semana o de descanso, y que nos trae una sonrisa, una travesura, una actividad o una conquista “imposible” finalmente conseguida.
Los desafíos que la pandemia nos coloca están, día a día, a ser superados. Por un lado, con la dedicación de todos los que trabajan, incansablemente, en esta casa que han hecho de ella su casa, dando lo mejor de sí. Por otro lado, son nuestros niños los que nos dan el aliento que tantas veces necesitamos. Lo hacen con sus fragilidades, necesidades y diferentes capacidades, pero sobre todo con aquello con lo que nos sorprenden, nos motivan y nos hacen luchar diariamente: las sonrisas inocentes y espontaneas, los abrazos tímidos y auténticos y las miradas inspiradoras y valientes.
Y todos, unidos, tal como alguien anónimamente escribió y colgó en la entrada, creemos que: “Vai ficar tudo bem!”
Paulo Jorge Pacheco, director
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