Tolerancia y multiculturalidad, ejes del mural de la Ludoteca Adroana en el Festival Arte Urbano Infinito.
Fabio Anjós, coordinador de Ludoteca de Adroana. Fundação Champagnat.
El Barrio de Adroana acogió el Festival de Arte Urbano Infinito, organizado por el Ayuntamiento de Cascais (Departamento de Juventud), en colaboración con la Associação Juvenil Somos Torre. Este proyecto contó con la participación de niños, jóvenes y adultos que viven en la comunidad y fue implementado por la Ludoteca da Adroana, en asociación con Cultursol y Klub +. Se identificaron y eligieron líderes jóvenes e influyentes en la comunidad para liderar el proceso y movilizar a los residentes junto con las entidades socias.
“Hemos esperado tanto este momento… Todos estamos muy felices: finalmente será posible hacer graffiti en el barrio”. (P.T. – 25 años).
En una primera fase, el proyecto se dio a conocer a las personas de la comunidad a través de conversaciones informales, difusión de folletos y carteles colocados en edificios y en lugares estratégicos de la comunidad. Posteriormente, se pidió a las personas de la comunidad que sugiriesen temas. Después de una participación muy activa, la comunidad decidió que el tema de la pintura sería la multiculturalidad. “
La comunidad tiene mucha gente de diferentes países, sería bueno tener algo que represente esta diversidad, esta riqueza que tiene nuestro vecindario”. (A.V.- 41 años).
En la segunda fase, fue seleccionado el artista según el tema y el tipo de obra. Tras analizar a varios artistas, la elección recayó en Daniel Eime, pintor de arte urbano residente en Oporto y con varias obras en varios lugares del mundo. Tras elegir al artista, se transmitieron las principales ideas sobre el tema. Posteriormente, el artista presentó el diseño final del frontón, que fue aceptado por toda la comunidad.
“El dibujo es genial, transmite muchos sentimientos, sensaciones e ideas positivas… ¡Hasta me puso la piel de gallina! ¿Un artista puede realmente dibujar en la pared? ” (R.D. – 19 años).
Para el color del dibujo, el artista sugirió amarillo pero la comunidad preguntó si existía la posibilidad de sugerir otros colores. Después de una nueva votación, el azul ganó por amplio margen. Al final, con la obra terminada, todos se entregaron por completo, incluso los que inicialmente se resistieron más a la idea.
“Cuando escuché que iban a hacer un dibujo en el edificio, no me gustó mucho: se ven áreas vandalizadas con dibujos que no son arte y tuve miedo que esto pudiese denigrar aún más la imagen del barrio, que, siendo un barrio social, ya tiene asociada una imagen negativa. Pero cuando vi el dibujo en la pared me emocioné: además de ser un dibujo muy bonito, envía un mensaje fuerte e importante de amor por la diferencia, tolerancia, respeto y aceptación” (M.J. – 47 años)
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