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Xuntos y Auseva

Una experiencia compartida de aprendizaje-servicio


Con el objetivo de establecer vínculos entre los jóvenes del Centro Socioeducativo Xuntos y del Colegio marista Auseva, en Oviedo, convertimos una acción -inicialmente puntual- en una experiencia de aprendizaje-servicio. En concreto, unos y otros nos embarcamos en el reto de crear o recrear juegos de mesa, elaborados artesanalmente con material reciclado y/o reutilizado, y posteriormente intercambiarlos.


Desde Xuntos se prepararon cuatro juegos de diversas culturas, dos africanos (Yoté y Concha Paraíso) y dos asiáticos (Xiang Qi y Dou Shou Qi).

Y en el Auseva se elaboraron variedad de juegos para reforzar contenidos lingüísticos, inspirados en otros populares como la oca, el trivial o "pasapalabra".

El material necesario para jugar se acompañó en todos los casos de las reglas de juego, a veces explicadas a través de sencillos vídeos grabados por sus creadores.


Combinamos el desarrollo del talento individual (creación colectiva de juegos) con la conciencia social y el compromiso. Una manera de aprender haciendo un servicio a la comunidad, en este caso, un servicio mutuo.

Hemos podido aprender siendo y sintiéndonos útiles a los demás, generando un círculo virtuoso: el aprendizaje aporta calidad al servicio que se presta, y el servicio, al aprendizaje.

Siguiendo la propuesta de Roser Battle, del Grupo estatal de Aprendizaje-Servicio, tuvimos en cuenta diversos elementos: necesidad social, servicio a la comunidad, aprendizaje, trabajo en red con actores del entorno.

Partimos del interés del colegio Auseva por colaborar con Xuntos mediante la creación y ofrecimiento de juegos de mesa didácticos para sus niños, niñas y adolescentes, en respuesta a uno de los microproyectos planteados desde nuestras obras sociales. Esta idea inicial se transformó en la propuesta de implicarnos y enriquecernos todos, ofreciendo nuestro servicio y recibiendo con alegría la ayuda de los demás, estableciendo una relación más simétrica.

Entre los aprendizajes incluimos aspectos como la autoestima, la creatividad, las habilidades sociales y la cooperación. También hemos fortalecido el conocimiento mutuo entre jóvenes y educadores de ambos Centros. Nos hemos conectado a través de nuestra capacidad creativa; alejados del quiénes somos, cómo y dónde vivimos… la comunicación es más horizontal.

Nos quedó pendiente, al final, un momento compartido de evaluación. Soñamos con organizar alguna videoconferencia para compartir aprendizajes, el proceso de elaboración de sus juegos, explicar las instrucciones, conocerse, etc., pero la diferencia de horarios de funcionamiento lo impidió.


Con esta interesante experiencia intentamos trascender de la ciudadanía a la “cuidadanía”, estableciendo red de relaciones entre grupos de iguales que, aun sin conocerse personalmente, toman conciencia de que pueden ayudarse mutuamente.




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